Prólogo
Día 943 de la Búsqueda Sueño de Ascua
La escena muestra un mundo inundado, con
cadáveres hinchados que alimentan a los cangrejos. La inundación es
aparentemente causada por un nuevo mar surgido de un río de otro reino que
fluyó durante meses. Un río enorme lleno de limo, bagres gigantes y arañas. Los
que no se ahogaron murieron por la peste, antes de que el desgarro se cerrara. Un
muro resiste a las aguas, quizás por la hechicería. La pared tiene grandes
anillas de hierro en la parte superior a intervalos. Trull Sengar es arrastrado
por el muro por sus captores, a quien llama hermanos y parientes, con quien
había compartido todo en la vida. Lo encadenan al muro, amordazado con una
placa de metal y lo rapan: un ritual de castigo por traicionarlos. Trull
habla de “parientes” que su captor llama enemigos: “Las tierras del sur
están en llamas. Los ejércitos del enemigo han huido. El enemigo se arrodilla
ahora ante nosotros y nos ruega que lo hagamos nuestro esclavo. De la nada
hemos forjado un imperio”. Lo abandonan allí para que se ahogue mientras
piensa: “La naturaleza no tiene más que un enemigo. Y ese enemigo es el desequilibrio”.
CAPÍTULO 1
ESCENA 1
Hace siglos, antes de que los "Siete
Dioses abrieran los ojos", un perro ataca a sus amos, matando a dos e
hiriendo a uno. Un grupo de guerreros lo matan. Un superviviente, un bebé, es
llevado a las "caras en la Roca" (los Siete Dioses Teblor), donde
muere poco después.
ESCENA 2
Karsa Orlong se deleita con los cuentos de su abuelo:
"granjas en llamas, niños arrastrados por los caballos... trofeos".
Para Karsa su abuelo es un héroe y su padre Synyg un cobarde, a pesar de que
defendiera sus caballos contra otros clanes y enseñara a Karsa la danza de la
guerra y a usar su espada de palosangre, convirtiéndose el mejor guerrero de su
clan (uryd). Karsa jura ser como su abuelo y volver a las viejas costumbres.
Irá con sus dos amigos, Delum Thord y Bairoth Gild, a atacar Lago de Platra
como su abuelo hizo en su juventud. Él cree que en las décadas transcurridas, la
población habrá crecido y ofrecerá más víctimas potenciales. Jura ante
Urugal (dios de su clan) para asesinar a
los habitantes de Lago de Plata y traer gloria y orgullo de nuevo a los Teblor
y el amor de Dayliss.
ESCENA 3
Karsa deja el claro de los dioses y siete figuras
se elevan desde el suelo, cada uno “roto” de alguna manera. Explican que han
sido condenados a habitar una caverna sellada por siglos, abandonados, como era
la costumbre de su especie: “Lo único que hacía falta era el incumplimiento de
un voto y jurar lealtad a otro. La recompensa: renacimiento y libertad”. Sus
parientes habían marcado el lugar con rostros tallados y el ritual dejó una fuerza
suficiente para torcer las mentes de los chamanes de los habitantes que habían
encontrado allí su hogar. Tienen libertad limitada al claro pero pronto romperán sus últimas cadenas por
todas las muertes que les van a entregar. Los siete discuten si Karsa será
capaz de hacerlo y que la ignorancia de los Teblor es su mejor arma. Sin'balle
señala que pensaron que el abuelo de Karsa sería suficiente también y fracasó. Si
Karsa fracasa piensan en el bebé de Dayliss (Bairoth es el padre), como nueva
oportunidad, aunque tendrán que esperar cien años más. Urual piensa en la
tendencia Soletaken de Emroth, causa de su fracaso hace tanto tiempo. Él le
dice a Emroth que alimente al bebé de Dayliss y éste replica que lo que lleva
en su interior no es humano. Retornan a la tierra al caer la noche.
ESCENA 4
Karsa va a casa y encuentra a su padre Synyg
preparando a su caballo Estragos. Karsa se sorprende cuando su padre se lo
entrega y le dice que Bairoth y Delum están esperando en vado del río, y
también que Dayliss bendijo a Bairoth. Karsa pide a su padre que le bendiga y
Synyg dice su abuelo Pahlk ya lo ha hecho y debe estar satisfecho con eso.
Karsa insiste y Synyg dice que debe bendecir: "¿los Siete Dioses que son
una mentira? ¿La gloria vacío?... ¿El asesinato de niños?". Añade que
Pahlk está más interesado en su propia "gloria "que en Karsa de.
Karsa se marcha con sus compañeros.
ESCENA 5
Mirando su marcha hay veintitrés
"testigos silenciosos," uryd sacrificados a Siballe, quien los llama sus
"Hallados”. Habitan invisibles entre los Teblor, aunque vigilan a los que
sospechaban, como Synyg o la madre de Karsa, tomando "medidas extremas" si es
necesario. Cada uno de ellos ha sido marcado con una cicatriz en el lado
izquierdo de la cara por Siballe. Uno de ellos, viendo al grupo marchar, dice que
sólo uno regresará.
ESCENA 6
Synyg está cocinando cuando su padre Pahlk
llega. Los dos se detestan. Pahlk se sorprende de que Synyg diera su caballo a Karsa
Havok, Synyg dice "Havok merecía una batalla final, que yo sabía que no le
iba a dar", Pahlk dice que Karsa se avergüenza de él. Synyg pregunta con
burla sobre sus hazañas y Pahlk dice que
habla como su “maldita” mujer. Pahlk termina su plato y Synyg lo arroja al
fuego y le advierte que ahora que Karsa se ha ido, lo matará si vuelve de nuevo a su puerta. Lo
echa de la casa.
ESCENA 7
Karsa y sus amigos se dirigen hacia las
tierras de otro clan y sin plan alguno, sino "un camino sangriento". Acampan a pesar de Karsa. Delum sugiere viajar
de noche por tierras bajas pero Karsa dice que viajarán de día. Bairoth se
queja del peligro pero Karsa quiere "reunir almas”. A Karsa no le gusta el
tono de burla de Bairoth, que replica que no entiende su humor y que está feliz de seguirlo. Bairoth comenta
con Karsa cómo los recibirán cuando regresen. Karsa se pregunta si la mente de
Bairoth le ayudará en la batalla real.
ESCENA 8
Encuentran un grupo de nueve Rathyd, otro
clan Teblor. Karsa quiere atacar a pesar del número. Karsa ataca a pie y mata a
todos excpeto a un joven (40 años) que escapa. Bairoth se queja por la fuga pero
Karsa dice que lo hizo a propósito para engañar a los Rathyd, que buscarán tres
guerreros a pie. Delum replica que el joven crecerá recordando el horror de esa
noche y conducirá a su pueblo, convirtiéndose en enemigos a muerte de los Uryd.
Karsa jura que un día ese guerrero se arrodillará ante él. Bairoth dice que es
imposible que un Rathyd se arrodille ante un Uryd. Karsa los hace testigos de
que su juramento se hará realidad. Recogen trofeos (orejas, lenguas, una piel
de oso y un cráneo) y se van.
ESCENA 9
Continúan matando más Rathyd y tomando sus
caballos. Las heridas del primer ataque de Karsa ya han sanando, una capacidad
Teblor. Karsa les dice que van a atacar el pueblo Rathyd mientras sus guerreros
están los buscan y atraerá a los Rathyd hacia las tierras del clan vecino Sunyd
para comenzar una guerra entre ellos.
ESCENA 10
Encuentran en la aldea sólo ancianos,
mujeres y jóvenes. Atacan y matan a
muchos y luego reunen a las mujeres. Bairoth y Delum toman a dos y la esposa
del jefe de burla de que Karsa crea que las mujeres de su clan actuarían de
manera diferente. Karsa nombra su linaje, y habla de cómo su gente deben
maldecir a su abuelo, pero ella se ríe y le dice que Pahlk agachó la cabeza
para pasar. Le pregunta que cuántas mujeres van quieren y les dice que todas,
ya que son jóvenes y tienen aceite de sangre. Ella se queja del efecto que
tendrá sobre ellas el aceite. Cuando el turno de Karsa llega, la esposa del
jefe ofrece a su hija pero Karsa la toma a ella, aunque le amenaza que su
marido lo maldecirá por ello.
ESCENA 11
Karsa toma por último a la hija del jefe.
Karsa dice que pueblo está acabado y que las mujeres deben ir a vivir con su
clan, ella y su madre criarán allí a sus hijos y lo esperarán. Ella le pregunta
si quiere saber su nombre y él la avergüenza, diciendo que la llamará Dayliss.
ESCENA 12
Marchan del pueblo y se encuentran con una
jauría de perros Rathyd. Karsa domina al líder de la manada, Delum mata a otro
perro, toman el control de la manada. Delum dice que Karsa logrará todo lo que quiere
y Karsa contesta que no se contentará con liderar sólo a su clan, sino a todos los
Teblor ("dormidos durante demasiado tiempo") contra los extranjeros.
ESCENA 13
Cruzan una pasarela de poca confianza con el
suelo empapado y Karsa explica que hace sesenta años, su abuelo se reunió con
otros ancianos, el río de hielo que cubria lal Fisura había comenzado a
derretirse. Bairoth dice que los ancianos nunca dijeron lo que encontraron
allí, Karsa dice que Pahlk le habló de "bestias que habían estado
congeladas en el hielo durante innumerables siglos... El río tenía un corazón
negro... y lo que yaciera en el interior de ese corazón había desaparecido…. había
señales de una antigua batalla... armas de piedra, todas rotas". Son
interrumpidos por la aparición de guerreros Rathyd en la pasarela. Matan a casi
todos y unos pocos huyen. Karsa valora la valentía de Bairoth, que se sorprende
y le dice: "me conformo con seguirte, caudillo". Karsa piensa: “Siempre
te conformaste… es la diferencia entre nosotros".
ESCENA 1
ESCENA 5
Rastrean al fugitivo y encuentran a dos perros muertos por ballestas. Karsa decide ir tras él para llegar a Lago de Plata. Desde donde están ven una muesca en la montaña con agua fluyendo. Karsa piensa que no es natural y Bairoth dice que parece que un dios haya partido la roca con un hacha gigante. Encuentran una escalera de huesos que desciende, lo que confirma al menos una parte de la historia de Pahlk: fabricadas con los huesos de un ejército aniquilado. Bairoth estima decenas de decenas de miles asesinados. Descienden y acampan en un lugar que de acuerdo a la descripción de Pahlk debe estar a sólo unos pocos días de Lago de Plata.
ESCENA 6
Capítulo Dos
ESCENA 1
Los Rathyd se retiran para atacarlos
cuando vuelvan de nuevo a sus
tierras. Deciden evitar los pueblos Rathyd hasta
el último, para atraer a los
guerreros a tierras Sunyd y provocar un conflicto.
Continúan el viaje y encuentran una cueva en lo que Phalk
había llamado el Paso de Hueso. Recargados glifos Teblor cubren la
pared del fondo. Karsa comienza a
leer: “Yo conduje a las familias que
sobrevivieron. Bajamos de las tierras altas. A través del [hielo]... Éramos tan
pocos. Nuestra sangre era turbia y se haría más turbia todavía.
Vi la necesidad de destrozar lo que quedaba. Pues los t’lan imass todavía
estaban cerca… predispuestos a continuar con su matanza indiscriminada...
Formé nuevas familias y después las mandé marchar. Cada una a un lugar
diferente. Proclamé las leyes del Aislamiento, como nos las dio Icarium, al que
en otro tiempo habíamos brindado refugio y cuyo corazón quedó embargado de
dolor al ver lo que había sido de nosotros. Las leyes del Aislamiento serían nuestra
salvación, limpiarían nuestra sangre y fortalecerían a nuestros hijos…Para
sobrevivir, debemos olvidar. Así nos habló Icarium... Debemos olvidar nuestra historia y buscar solo las más antiguas de
nuestras leyendas... [cuando] vivíamos
con sencillez. En los bosques. Leyendas que hablaban de feudos, de asesinatos y
violaciones… Debemos regresar a esos tiempos terribles
para aislar nuestros ríos de sangre, para tejer nuevas redes… de parentesco…
deben nacer de la violación, pues solo con violencia continuarían siendo
sucesos escasos, y aleatorios. Para limpiar nuestra sangre debemos olvidar todo
lo que fuimos para encontrar… lo que en otro tiempo habíamos sido”. Karsa lee los
nombres de los clanes en una
lista y se niega a leer más, ordenando que duerman fuera de la cueva.
ESCENA 2
Dos noches después, llegan al límite de los Sunyd, sin atraer guerreros Rathyd ya que han encontrado los últimos pueblos abandonados.
Las tierras Sunyd también parecen abandonadas hace tiempo. Atacarán Lago
de Plata al día siguiente. Acampan y discuten sobre los giflos de la cueva. Bairoth piensa que hay verdad en tanto delirio y que el lenguaje es de
una época Teblor más ricao. Karsa
dice que la idea de que los Teblor son un
"pueblo caído" no es
nueva, ya que hay leyendas de
gloria pasada. Los otros sostienen que las leyendas son una instrucción,
la forma correcta de ser un Teblor, y que los escritos de la cueva se explica por
qué. Delum señala que los niños entregados a las Caras en la
Roca por sus deficiencias son causa de la
endogamia. Karsa dice que si fueron
derrotados deben alzarse otra vez. Bairoth se pregunta si las tierras Sunyd están abandonadas porque los Teblor han
sido derrotados de nuevo. Karsa y Bairoth discuten, al poner en duda Bairoth las historias de Pahlk y
reza para que Karsa tenga “sabiduría. Esos héroes de nuestras leyendas... eran terribles, eran monstruos”. Karsa desafía a Bairoth que se niega a luchar y se disculpa.
ESCENA 3
En el pueblo se dan
cuenta que los habitantes de las tierras bajas habían atacado el pueblo Sunyd. Karsa dice que
su misión cambia de incursión
Uryd a venganza Teblor. De
camino hacia Lago de Plata se encuentran
con una losa de piedra de la que sale una extraña mano azul-verdosa
que se mueve cuando Karsa se acerca. Creen que es un demonio
encerrado y Delum lo llama ”forkassal.
El demonio de las montañas, Aquel Que Buscaba la Paz”. Recuerdan la
leyenda de las Guerras del Espíritu, entre dioses y demonios que lucharon hasta que sólo
quedo una fuerza. Icarium aparece
en esa historia y
Delum se pregunta si los t'lan imass que se mencionan
en la cueva fueron los vencedores, y si esa guerra destrozó los Teblor. Bairoth quiere liberar
al demonio. Las leyendas dicen que el Forkassal trató
de mediar entre las fuerzas
y fue destruido. Entonces
Icarium lo intentó, pero llegó demasiado tarde. La cueva indica que
había sido Icarium quien dio a
los Teblor las leyes para sobrevivir, oponiéndose a los imass. A Delum le preocupa que el demonio los domine.
Levantan la losa y liberan a la criatura. Karsa
observa el penoso estado de la mujer, y jura enemistad a los imass. De repente,
la mujer los ataca, golpeando Karsa
y derribando a Delum. La mujer se
coloca sobre Karsa y le dice "No te dejarán… Estos que en otra época fueron enemigos míos.
Parece que hacer pedazos sus huesos no fue suficiente… Tu especie merece algo
mejor… Creo que he de esperar. Esperar y ver lo que se hace de ti antes de
decidir si voy a entregarte, guerrero, a mi paz eterna”. Bairoth le grita
Forkassal y ella responde: “Soy Forkrul
Assail... Me llamo
Calma". Bairoth le reprocha que los ataque después de liberarla, y ella dice "E Icarium y [los] t’lan imass no se pondrán muy
contentos… por haber deshecho su trabajo. Claro que es probable que Icarium no
tenga ningún recuerdo de haberlo hecho y los t’lan imass están muy lejos… no
les daré una segunda oportunidad… te confesaré algo. El llamado Karsa ha sido
elegido… Protegerle. Llegará el momento en el que se
encontrará en posición de cambiar el mundo. Y cuando sea el momento, yo estaré
allí. Pues traigo la paz. Cuando eso llegue, deja de protegerlo. Retírate".
Ella se va. Delum tiene el cráneo roto y pierde fluido cerebral. Bairoth
se lamenta de su idea y se avergüenza por no luchar.
Vendan a Delum y vuelven al campamento.
ESCENA 4
Delum está ido y se comporta como un perro. Bairoth se siente
culpable, pero Karsa no tiene
empatía alguna. Bairoth dice sería
mejor que Delum hubiera muerto y Karsa le dice que lo mate. Bairoth dice que ya no
lo sigue y Karsa lo
llama débil y dque si quiere sobrevivir, debe seguirlo. Bairoth le
dice que él Bairoth y Dayliss son amantes y
se reían de él. Karsa replica que denunciará a Dayliss
por adulterio y la reclamará como esclava. Bairoth lo
ataca, pero los perros defienden a Karsa. Karsa los aparta al ver venir antorchas. Ven
habitantes de las tierras bajas dirigirse a la losa del Forkrul Assail.
Karsa ataca y
mata a los soldados y luego,
para sorpresa de los cuatro magos del grupo, atraviesa su ataque de fuego hechicero
y los mata, aunque un guardia logra escapar. Bairoth se
compromete a seguir Karsa en esta
guerra.
ESCENA 5
Rastrean al fugitivo y encuentran a dos perros muertos por ballestas. Karsa decide ir tras él para llegar a Lago de Plata. Desde donde están ven una muesca en la montaña con agua fluyendo. Karsa piensa que no es natural y Bairoth dice que parece que un dios haya partido la roca con un hacha gigante. Encuentran una escalera de huesos que desciende, lo que confirma al menos una parte de la historia de Pahlk: fabricadas con los huesos de un ejército aniquilado. Bairoth estima decenas de decenas de miles asesinados. Descienden y acampan en un lugar que de acuerdo a la descripción de Pahlk debe estar a sólo unos pocos días de Lago de Plata.
ESCENA 6
Acampan cerca del asentamiento. Bairoth se pregunta por las intenciones
de los “tierrasbajas” con la prisión de Calma y
Karsa dice que tal vez liberarla. Bairoth cree
que la vinieron a adorar como
su dios, que su alma podría salir fuera como las Caras en la Roca. Karsa dice que
no era un dios, sino un prisionero. Las
caras de la roca son verdaderos dioses. Bairoth responde que los “tierrasbajas”
son criaturas estúpidas, mientras que los Teblor no. Bairoth cree que los huesos del Paso son de las
personas que aprisionaron al demonio y los “tierrasbajas”
sus descendientes. Karsa dice que no le importa porque al día siguiente los
van a matar.
ESCENA 7
Por la mañana, Bairoth
pinta la cara de Delum
como lo hacen los viejos guerreros
que saben que van a morir. Karsa dice
que Bairoth los deshonraa,
pero Bairoth responde que en ese momento
se dan cuenta de que su vida no ha tenido sentido y por eso buscan una muerte rápida. Le
pregunta qué ve en los ojos de Delum y cuando Karsa
dice que nada, Bairoth dice que Deluml tampoco y que su muerte
será su consuelo. Mientras se preparan Karsa explica
la descripción que Pahlk le dio de la
zona, aunque Bairoth se pregunta cuántas
generaciones de “tierrasbajas”
han pasado desde entonces. Donde esperaban
ver una granja o unas pocas,
se levanta una ciudad amurallada con
edificios de piedra y multitud de habitantes. Las
campanas tañen cuando Karsa y Bairoth cargan matando “tierrasbajas” de camino
a la ciudad. Estragos salta el muro de la altura de un homnrere,
separando a Karsa de Bairoth hasta que Karsa tira la puerta. Los dos, con los
perros e incluso Delum
(que ataca como un perro) masacran la ciudad. Mientras luchan, encuentran huesos fijados en los postes y cráneos
Teblor. Sus caballos mueren y se separan.
Karsa ve a Delum
morir. Él mata
a su asesino y rescata a Mordiscos malherido,
antes de seguir hacia una plataforma
elevada en un almacén. Salta para
matar a un “tierrasbaja”, pero el suelo se derrumba el suelo y cae en el
sótano, empalado por encima del
omóplato por una lanza.
Queda atrapado. El guarda que escapó antes de ellos habla con
él y cuando Karsa nombra a Pahlk, el “niño” pregunta: "¿el Uryd que nos visitó
hace siglos?". Karsa dice que sí, "para
matar decenas y decenas de niños". El
personaje le cuenta a Karsa la verdad, que Pahlk llegó muerto de hambre y febril y que lo sanaron, luego los mató y huyó. El “tierrabaja” le dice que
saben todo acerca de los Uryd
de los esclavos Sunyd, y que llegaran hasta ellos y esclavizarán a
los Teblor. Karsa es atado mientras sonríe. El “tierrabaja” le pregunta:
“¿eres tú aquel del que hablaban los sacerdotes? ¿El que acechaba en sus sueños
como el propio caballero del Embozado?” Llega el amo Silgar y
le preparan una lección a Karsa . Lo arrastran con Bairoth
a quien matan delante de él mientras grita “Guiame, caudillo”. El
guardia le dice Karsa que
será esclavo de Silgar. Un soldado aparece
y el guardia le dice a Karsa que es un capitán Malazano,
y que tuvieron mala suerte al atacar cuando una compañia
de Malaz se alojaba en Lago de Plata en su
camino a Bettrys.
ESCENA 8
Karsa les explica
sobre los Uryd, lo llevan con los esclavos en y lo encadenan a un
tronco. Se saca una punta de flecha del hombro. Se pregunta porque de Bairoth se había negado
a hablar, ya que los “tierrasbajas” no serían capaces de derrotar a los Uryd no importa lo que supieran
y por qué sus últimas palabras
habían sonado como una maldición, parecía que Bairoth lo había abandonado. Le preocupa que su tribu no le siga cuando
declare la guerra a los “tierrasbajas”, aunque no tendrán opción
cuando lleguen sus ejércitosr. Con la punta de flecha debilita
los grilletes. Mientras descansa el guardia entra y le dice que Silgar
logrará romper su espíritu con el tiempo. Karsa pregunta su nombre y él responde Damisk, rastreador
del ejército Malazano. Karsa dice que escapó en su
primer encuentro y ahora se burla
de él porque está encadenado. Damisk
se va, y un esclavo le pregunta a Karsa si
va a tener éxito en liberarse. Explica
que era parte de un grupo rebelde
y luchó en los
bosques hasta que fueron capturados.
Se ofrece a ayudarle a debilitar los grilletes mojando el tronco. Se presenta como Torvald Nom, un Daru, y los dos declaran enemigo común a los Malazanos.
ESCENA 9
Karsa sigue con las
cadenas ya que Silgar quiere viajar con los Malazanos para
protegerse de los bandidos a
quien Nom ayudaba. Karsa dice que matará a Silgar. Llegan esclavos Sunyd. Karsa está enfadado
con ellos por dejarse
vencer. Le dicen que
perdieron las viejas costumbres por el vicio del oro de
sus hijos, quienes regresaron como exploradores de
los cazadores. Esa traición los destrozó. Karsa dice que deberían haber matado a los niños, y
que él lo hará por ellos, aunque
otr Sunyd señala
que Karsa es un esclavo, igual que
ellos. Karsa logra liberarse y
libera a Torvald y escapan matando a los
guardias. Torvald señala una dirección para huir, pero Karsa dice que él
vengará a sus amigos y con la
distracción Torvald podrá escapar. Torvald se va y Karsa
entra en una choza donde mata a un
hombre buscando armas. Encuentra un
altar de lo que cree algún dios de los “tierrasbajas”, un pequeñ jabalí
de arcilla, alzado sobre sus patas traseras. La
rompe. Sigue matando y buscando hasta que encuentra una espada de la palo sangre Sunyd,
una armadura Teblor y un aceite de sangre. Sigue con la
matanza hasta que es capturado por un
escuadrón Malazano con ayuda de un mago que utiliza una red de fuego. Silgar llega y agradece
la captura de su "propiedad", pero Cordón (un malazano) dice que Karsa es ahora prisionero de Malaz. Explica que Karsa será condenado a
las minas otataral, en su patria, que se rumorea está a
punto de la rebelión, aunque él no lo
cree. Silgar dice que el dominio Malazano
en el continente es precario, con
su ejército principal
empantanado en Pale, y que no debería burlarse de las costumbres locales (esclavismo).
Amenazan a Silgar con arrestarlo y enviarlo a las minas
con Karsa. Silgar intenta sobornar Cordón
y llega el capitán Tierno, quien arresta a Silgar por soborno, y pide
ponerlo en una celda separado del
líder de bandidos que acaban de capturar (Torvald). Tierno se sorprende
del aguante de Karsa y pide que lo aten a una carreta. Karsa
siente que el hechizo se debilita.
Capítulo Tres
ESCENA 1
Tres días más tarde Karsa está en un carro al lado de Torvald Nom y junto a Silgar, Damisk, y otros presos. El hechizo sobre Karsa está débil y Hebrón ordena que lo encadenen. Se pregunta si Karsa tiene Otataral en la sangre. Karsa intenta escapar sin conseguirlo. Torvald le explica cosas de las minas y Karsa piensa que el mundo no es lo que esperaba: los habitantes de las tierras bajas son débiles individualmente pero fuertes en conjunto como lo demuestran sus ciudades y como esclavizaron a los Teblor. Ve que los conquistadores Malazanos son muy diferentes a los Nathii. Piensa que debe haber un veneno en los Teblor que les hace ser corruptos, y reconoce que las historias de Pahlk eran sólo eso. Karsa entiende que su padre no era débil, aunque le recrimina no hacer más para cambiar a los suyos. Promete liberar a los Teblor, de los “tierrasbajas” y de ellos mismos, rompiendo las reglas, uniéndolos para marchar contra las tierras bajas. Decide fingirse demente para que los Malazanos se confíen.
ESCENA 2
Hay un revuelo y Torvald le dice a Karsa que los Malazanos acaban de recibir la noticia de que Pale ha caído y Engendro de Luna se ha retirado. Los soldados están contentos por la noticia pero molesto por no estar. Casco explica que la emperatriz no confía en ellos por ser de Siete Ciudades. Torvald pregunta que los envían allí si podría rebelarse en lugar de mantenerlos en Genabackis. Karsa explica a Torvald su plan y éste lo ayuda a condición de que lo libere y prometa no matarlo sin causa. Karsa decide que Darujhistan será la primera ciudad en conquistar. Cordón llega y Karsa finge que está demente. Torvald intenta convencer a los soldados que es una Garra, sin éxito. Karsa avisa a Torvald que está jugando un juego mortal. Los cargan en un barco.
ESCENA 3
Viajan semanas, Karsa atormentado por las cadenas. Torvald lo salva de caer en la locura. Los cambian de barcos y guardianes. Karsa continúa debilitándose y bordea la locura. En la ciudad de Malyntaeas, Torvald explica cómo los Nathii, Genabarii y Korhivi estaban tan ocupados luchando entre ellos que ni siquiera se dieron cuenta de la llegada de Dujek y su hueste, quienes hundieron la flota Nathii, atacaron Malyntaeas matando a la familia real Genabari, y tomaron la fortaleza Korhivi. La paz llegó, pero ahora el Puño pierde hombres por la complejidad del gobierno. Un oficial se burla de Torvald y éste responde que parece tenso por lo que sucede en Malyntaeas. El oficial duda de si Torvald es una garra, y explica que la Guardia Carmesí está en la ciudad, agitando a los Korhivi y con la pérdida de soldados Malazanos, las cosas se van a poner mal. Torvald señala que la Emperatriz sería negligente si desoye las opiniones de sus oficiales.
ESCENA 4
Pasan los días pasan y los embarcan en un buque de ultramar. Los soldados temen a Karsa, que sigue fingiendo enajenación. Lo amordazan.
ESCENA 5
Karsa habla a Urugal: he fallado. Urugal responde que sí, que necesitan alguien más fuerte, que no se rinda. Entonces Karsa se ve en lo alto de una colina de huesos con cientos de cadenas que caen de las muñecas por las laderas. Al final de cada cadena hay un cadáver (muchos decapitados), las cadenas saliendo del pecho. Corren hacia él gritando "nos dejes Caudillo". Tovarld lo despierta e intenta liberar la mordaza, que casi lo ahoga. Karsa mira al cielo y ve una extraña tormenta que lanza cientos de enormes cadenas a través de las nubes. Torvald le da agua y le dice que ha estado ido durante semanas, sin apenas comer, en los huesos. Tras varios días de calma, Karsa empezó a gritar y los marineros piensan que él llamó a la tormenta. Lo quieren tirar por la borda. De repente las cadenas caen sobre ellos, intentado alcanzar el pecho de Karsa. El barco naufraga y Karsa cae al agua inconsciente. Despierta con Torvald en una plataforma, recogen agua y una caja que Torvald espera sea comida, y Karsa su espada. Tovarld cree que Karsa ha invocado la tormenta, pero éste lo. Torvald explica que las cadenas que caían no fallaron: ni un solo Malazano quedó en pie. Silgar y sus hombres logran escapar, y él escucha decir a Silgar que habían entrado en una senda, que ya no estaban en el océano. Abren la caja, que contiene municiones Moranthianas.
ESCENA 6
Vagan por la senda mientras Torvald trata de liberar a Karsa. Encuentran un grupo de barcos y Torvald dice que parece que hubo una batalla de hechicería. Hay dos grupos de barcos, unos bajos y elegantes de cedro y otros más grandes, de cubierta alta y tres mástiles, de una rara madera negra. Torvald se lanza al agua (hace pie). Los cuerpos se arremolinan a su alrededor mientras los arrastra hacia las naves. Torvald sube a bordo de uno de los barcos y ata la plataforma para que no se hunda. Karsa habla a Urugal otra vez: Karsa ya no está seguro de que sean sus dioses y le pregunta acerca de una palabra que Urugal utiliza: bhederin. Despierta y ve a Torvald bajando con herramientas para liberarlo, cae inconsciente. Despierta solo. Mira los buques más pequeños y ve una talla con escenas de batalla: las figuras tenían miembros largos; el enemigo era parecido a los Teblor, de gruesas extremidades y musculosos. Desvubre en el agua enormes bagres alimentándose de los cuerpos. Los bagres comienzan a atacar la plataforma y Karsa logra subir a la nave. Torvald arponea uno de los peces, que los empuja hacia otro barco. Karsa encuentra su Espada de Sangre y mata al bagre, y cae inconsciente de nuevo. Despierta y Torvald le dice que ha encontrado comida y el agua. Pregunta si los dioses de Karsa tienen una senda y Karsa responde que nunca ha oído esa palabra: los Siete permanen en la roca y en los sueños de los Teblor. Torvald pregunta si podría ser el lugar en que están, aunque inundado. Karsa lo niega, los chamanes hablan de “un lugar sin colinas, donde el musgo y los líquenes se aferran a peñascos medio enterrados, donde la nieve forma dunas bajas esculpidas por vientos fríos. Donde extrañas bestias de pelo castaño corren en manadas”, aunque él visitado un lugar diferente, “Un lugar de... de brumas de colores”. Torvald dice que trata de averiguar dónde están y Karsa dice que le no importa. Abandonan el barco.
ESCENA 7
Reman durante días, Karsa se fortalece pero Torvald está cada vez más enfermo. Finalmente, ven tierra: una playa con un gran muro a lo largo de la línea de costa. Una nave como las grandes que han visto se dirige a ellos. Torvald observa la orilla y afirma que el mar no es de ese reino, ni los barcos. Suben al barco y encuentran un grupo de guerreros de piel gris y una pila de cabezas cortadas, de rasgos similares a los guerreros de piel gris, aunque de piel negra. Los ojos de las cabezas se giran hacia Karsa. Piden a Karsa y Torvald que se arrodillen, pero en vez de eso, Karsa ataca. Mata a todos, incluso a su mago sorprendido porque su magia no afecta a Karsa, que siente "algo frío... el aliento de un desconocido, sin nombre, pero lleno de cólera". Torvald descubre que los remeros son cuerpos decapitados y piensa que los guerreros están también perdidos (consultaban mapas). Torcald abre un saco y lo cierra: “La oscuridad le sentará mejor”. Torvald explica que son tiste Andii, adoradores de Oscuridad. Karsa se extraña y Torvald dice que quizás sea el culto más realista de todos: la nada. Karsa se da cuenta de que cómo ha cambiado desde que dejó su hogar y de la complejidad del mundo . De lo ciegos que son los Teblor, en realidad esclavos de las Caras en la Roca, de la rabia de Urugal por su descubrimiento. Una lluvia cenagosa empieza a caer y dejan el barco.
ESCENA 8
En la nave, los Siete se alzan en la cubierta, preocupados por las dudas de Karsa. Uno dice: "El fracaso pertenecía a los tiste edur", que deben ser castigados por su arrogancia, al que otro responde "No nos corresponde a nosotros exigirlo… no somos los amos de esta intriga". Se quejan del poco éxito hasta ahora, al que responde otro: “No es cierto. La senda Hecha Pedazos se despierta una vez más. El corazón roto del Primer Imperio empieza a sangrar… tenemos que poner a nuestro guerrero elegido en el rumbo adecuado". Ordena a Ber'ok dispersar polvo de Otataral en la cabina y dice que la Senda Edur permanece abierta y se convertirá en una herida. Luego dice que tienen que actuar con rapidez, ya que son perseguidos por “parientes".
ESCENA 9
Karsa y Torvald llegan a la costa donde una brecha en el muro los arrastra hacia é. Ven a Silgar y sus hombres cerca. Karsa va a matar a Silgar, pero Torvald le convence de que puede salvarlos abriendo un portal. Silgar dice que él no puede abrir un portal, pero que ya hay uno abierto y puede seguirlo. Se lanzan hacia la oscuridad de la brecha y el portal se cierra. Torvald ve una luz y comienzan a nadar hacia ella. Un tiburón les ataca y Karsa lo mata. Torvald sospecha que el tiburón (bestia elegida de Mael, dios del mar) puede haber sido llamado por Silgar, sacerdote de Mael.
Karsa y Torvald dejan a Silgar y Damisk en la playa y se dirigen a una torre (la luz que vieron). Al acercarse, ven que está hecha de fósiles. Un hombre enorme sale y les habla. Torvald pensa que es Napaniano (Malazano). El desconocido les lleva a la torre, pasando por un enorme cráneo de piedra que forma el dintel de la puerta. El hombre dice que ha recogido la mayor parte del cuerpo, de antebrazos "insignificantes". La torre es hueca y dentro está la mitad inferior del esqueleto. Torvald se presenta y extraño reconoce el apellido Nom de Darujhistan, y les dice que están en la costa norte de Siete Ciudades, cerca del Mar Otataral y la ciudad de Ehrlitan. Él se presenta como “Guardián", alguien que murió hace tiempo para el mundo. Les ofrece alimentos a cambio de ayuda con la torre. Karsa discute con él y Guardian lo golpea, rompiéndole varias costillas. Karsa piensa que nadie le ha golpeado tan fuerte nunca y se desmaya. Despierta al día siguiente y va a Torvald y Guardián trabajando en el techo. Él los ayuda. Torvald explica que Silgar y Damisk han dejado la playa y, probablemente, se dirigen a Ehrlitan.
ESCENA 10
Torvald sugiere a Karsa ir a Ehrlitan y regresar a casa en barco. Karsa responde que Urugal guía sus pasos todavía y que necesita encontrar los secretos y las mentiras de su dios. Torvald replica que quizás no le guste lo que encuentre y Karsa lo afirma. Guardian dice que Karsa arrastra mil cadenas invisibles y envenenadas tras él. Karsa dice que el hombre tiene razón y que acompañará a Torvald al puerto, para verlo partir como un amigo. Karsa le dice a Torvald que si no hubiese sido por sus palabras en su cautiverio, se habría vuelto loco: "Era un Caudillo Teblor… me necesitaban, pero yo no necesitaba nada. Tenía seguidores, no aliados, y ahora entiendo la diferencia. Y es inmensa... he lamentado. Bairoth Gild. Delum Thord… los Rathyd… Cuando vuelva... hay heridas que tendré que curar". Cuando se preparan para partir, Guardián les da dinero, diciéndoles "Vacié la mitad del tesoro de Aren un día antes de mi trágico ahogamiento". Karsa le dice que volverá a pagarle un día y cuando Guardián pregunta si él dinero o las costillas rotas, Karsa sonríe. Se van.
ESCENA 1
ESCENA 1
Tres días más tarde Karsa está en un carro al lado de Torvald Nom y junto a Silgar, Damisk, y otros presos. El hechizo sobre Karsa está débil y Hebrón ordena que lo encadenen. Se pregunta si Karsa tiene Otataral en la sangre. Karsa intenta escapar sin conseguirlo. Torvald le explica cosas de las minas y Karsa piensa que el mundo no es lo que esperaba: los habitantes de las tierras bajas son débiles individualmente pero fuertes en conjunto como lo demuestran sus ciudades y como esclavizaron a los Teblor. Ve que los conquistadores Malazanos son muy diferentes a los Nathii. Piensa que debe haber un veneno en los Teblor que les hace ser corruptos, y reconoce que las historias de Pahlk eran sólo eso. Karsa entiende que su padre no era débil, aunque le recrimina no hacer más para cambiar a los suyos. Promete liberar a los Teblor, de los “tierrasbajas” y de ellos mismos, rompiendo las reglas, uniéndolos para marchar contra las tierras bajas. Decide fingirse demente para que los Malazanos se confíen.
ESCENA 2
Hay un revuelo y Torvald le dice a Karsa que los Malazanos acaban de recibir la noticia de que Pale ha caído y Engendro de Luna se ha retirado. Los soldados están contentos por la noticia pero molesto por no estar. Casco explica que la emperatriz no confía en ellos por ser de Siete Ciudades. Torvald pregunta que los envían allí si podría rebelarse en lugar de mantenerlos en Genabackis. Karsa explica a Torvald su plan y éste lo ayuda a condición de que lo libere y prometa no matarlo sin causa. Karsa decide que Darujhistan será la primera ciudad en conquistar. Cordón llega y Karsa finge que está demente. Torvald intenta convencer a los soldados que es una Garra, sin éxito. Karsa avisa a Torvald que está jugando un juego mortal. Los cargan en un barco.
ESCENA 3
Viajan semanas, Karsa atormentado por las cadenas. Torvald lo salva de caer en la locura. Los cambian de barcos y guardianes. Karsa continúa debilitándose y bordea la locura. En la ciudad de Malyntaeas, Torvald explica cómo los Nathii, Genabarii y Korhivi estaban tan ocupados luchando entre ellos que ni siquiera se dieron cuenta de la llegada de Dujek y su hueste, quienes hundieron la flota Nathii, atacaron Malyntaeas matando a la familia real Genabari, y tomaron la fortaleza Korhivi. La paz llegó, pero ahora el Puño pierde hombres por la complejidad del gobierno. Un oficial se burla de Torvald y éste responde que parece tenso por lo que sucede en Malyntaeas. El oficial duda de si Torvald es una garra, y explica que la Guardia Carmesí está en la ciudad, agitando a los Korhivi y con la pérdida de soldados Malazanos, las cosas se van a poner mal. Torvald señala que la Emperatriz sería negligente si desoye las opiniones de sus oficiales.
ESCENA 4
Pasan los días pasan y los embarcan en un buque de ultramar. Los soldados temen a Karsa, que sigue fingiendo enajenación. Lo amordazan.
ESCENA 5
Karsa habla a Urugal: he fallado. Urugal responde que sí, que necesitan alguien más fuerte, que no se rinda. Entonces Karsa se ve en lo alto de una colina de huesos con cientos de cadenas que caen de las muñecas por las laderas. Al final de cada cadena hay un cadáver (muchos decapitados), las cadenas saliendo del pecho. Corren hacia él gritando "nos dejes Caudillo". Tovarld lo despierta e intenta liberar la mordaza, que casi lo ahoga. Karsa mira al cielo y ve una extraña tormenta que lanza cientos de enormes cadenas a través de las nubes. Torvald le da agua y le dice que ha estado ido durante semanas, sin apenas comer, en los huesos. Tras varios días de calma, Karsa empezó a gritar y los marineros piensan que él llamó a la tormenta. Lo quieren tirar por la borda. De repente las cadenas caen sobre ellos, intentado alcanzar el pecho de Karsa. El barco naufraga y Karsa cae al agua inconsciente. Despierta con Torvald en una plataforma, recogen agua y una caja que Torvald espera sea comida, y Karsa su espada. Tovarld cree que Karsa ha invocado la tormenta, pero éste lo. Torvald explica que las cadenas que caían no fallaron: ni un solo Malazano quedó en pie. Silgar y sus hombres logran escapar, y él escucha decir a Silgar que habían entrado en una senda, que ya no estaban en el océano. Abren la caja, que contiene municiones Moranthianas.
ESCENA 6
Vagan por la senda mientras Torvald trata de liberar a Karsa. Encuentran un grupo de barcos y Torvald dice que parece que hubo una batalla de hechicería. Hay dos grupos de barcos, unos bajos y elegantes de cedro y otros más grandes, de cubierta alta y tres mástiles, de una rara madera negra. Torvald se lanza al agua (hace pie). Los cuerpos se arremolinan a su alrededor mientras los arrastra hacia las naves. Torvald sube a bordo de uno de los barcos y ata la plataforma para que no se hunda. Karsa habla a Urugal otra vez: Karsa ya no está seguro de que sean sus dioses y le pregunta acerca de una palabra que Urugal utiliza: bhederin. Despierta y ve a Torvald bajando con herramientas para liberarlo, cae inconsciente. Despierta solo. Mira los buques más pequeños y ve una talla con escenas de batalla: las figuras tenían miembros largos; el enemigo era parecido a los Teblor, de gruesas extremidades y musculosos. Desvubre en el agua enormes bagres alimentándose de los cuerpos. Los bagres comienzan a atacar la plataforma y Karsa logra subir a la nave. Torvald arponea uno de los peces, que los empuja hacia otro barco. Karsa encuentra su Espada de Sangre y mata al bagre, y cae inconsciente de nuevo. Despierta y Torvald le dice que ha encontrado comida y el agua. Pregunta si los dioses de Karsa tienen una senda y Karsa responde que nunca ha oído esa palabra: los Siete permanen en la roca y en los sueños de los Teblor. Torvald pregunta si podría ser el lugar en que están, aunque inundado. Karsa lo niega, los chamanes hablan de “un lugar sin colinas, donde el musgo y los líquenes se aferran a peñascos medio enterrados, donde la nieve forma dunas bajas esculpidas por vientos fríos. Donde extrañas bestias de pelo castaño corren en manadas”, aunque él visitado un lugar diferente, “Un lugar de... de brumas de colores”. Torvald dice que trata de averiguar dónde están y Karsa dice que le no importa. Abandonan el barco.
ESCENA 7
Reman durante días, Karsa se fortalece pero Torvald está cada vez más enfermo. Finalmente, ven tierra: una playa con un gran muro a lo largo de la línea de costa. Una nave como las grandes que han visto se dirige a ellos. Torvald observa la orilla y afirma que el mar no es de ese reino, ni los barcos. Suben al barco y encuentran un grupo de guerreros de piel gris y una pila de cabezas cortadas, de rasgos similares a los guerreros de piel gris, aunque de piel negra. Los ojos de las cabezas se giran hacia Karsa. Piden a Karsa y Torvald que se arrodillen, pero en vez de eso, Karsa ataca. Mata a todos, incluso a su mago sorprendido porque su magia no afecta a Karsa, que siente "algo frío... el aliento de un desconocido, sin nombre, pero lleno de cólera". Torvald descubre que los remeros son cuerpos decapitados y piensa que los guerreros están también perdidos (consultaban mapas). Torcald abre un saco y lo cierra: “La oscuridad le sentará mejor”. Torvald explica que son tiste Andii, adoradores de Oscuridad. Karsa se extraña y Torvald dice que quizás sea el culto más realista de todos: la nada. Karsa se da cuenta de que cómo ha cambiado desde que dejó su hogar y de la complejidad del mundo . De lo ciegos que son los Teblor, en realidad esclavos de las Caras en la Roca, de la rabia de Urugal por su descubrimiento. Una lluvia cenagosa empieza a caer y dejan el barco.
ESCENA 8
En la nave, los Siete se alzan en la cubierta, preocupados por las dudas de Karsa. Uno dice: "El fracaso pertenecía a los tiste edur", que deben ser castigados por su arrogancia, al que otro responde "No nos corresponde a nosotros exigirlo… no somos los amos de esta intriga". Se quejan del poco éxito hasta ahora, al que responde otro: “No es cierto. La senda Hecha Pedazos se despierta una vez más. El corazón roto del Primer Imperio empieza a sangrar… tenemos que poner a nuestro guerrero elegido en el rumbo adecuado". Ordena a Ber'ok dispersar polvo de Otataral en la cabina y dice que la Senda Edur permanece abierta y se convertirá en una herida. Luego dice que tienen que actuar con rapidez, ya que son perseguidos por “parientes".
ESCENA 9
Karsa y Torvald llegan a la costa donde una brecha en el muro los arrastra hacia é. Ven a Silgar y sus hombres cerca. Karsa va a matar a Silgar, pero Torvald le convence de que puede salvarlos abriendo un portal. Silgar dice que él no puede abrir un portal, pero que ya hay uno abierto y puede seguirlo. Se lanzan hacia la oscuridad de la brecha y el portal se cierra. Torvald ve una luz y comienzan a nadar hacia ella. Un tiburón les ataca y Karsa lo mata. Torvald sospecha que el tiburón (bestia elegida de Mael, dios del mar) puede haber sido llamado por Silgar, sacerdote de Mael.
Karsa y Torvald dejan a Silgar y Damisk en la playa y se dirigen a una torre (la luz que vieron). Al acercarse, ven que está hecha de fósiles. Un hombre enorme sale y les habla. Torvald pensa que es Napaniano (Malazano). El desconocido les lleva a la torre, pasando por un enorme cráneo de piedra que forma el dintel de la puerta. El hombre dice que ha recogido la mayor parte del cuerpo, de antebrazos "insignificantes". La torre es hueca y dentro está la mitad inferior del esqueleto. Torvald se presenta y extraño reconoce el apellido Nom de Darujhistan, y les dice que están en la costa norte de Siete Ciudades, cerca del Mar Otataral y la ciudad de Ehrlitan. Él se presenta como “Guardián", alguien que murió hace tiempo para el mundo. Les ofrece alimentos a cambio de ayuda con la torre. Karsa discute con él y Guardian lo golpea, rompiéndole varias costillas. Karsa piensa que nadie le ha golpeado tan fuerte nunca y se desmaya. Despierta al día siguiente y va a Torvald y Guardián trabajando en el techo. Él los ayuda. Torvald explica que Silgar y Damisk han dejado la playa y, probablemente, se dirigen a Ehrlitan.
ESCENA 10
Torvald sugiere a Karsa ir a Ehrlitan y regresar a casa en barco. Karsa responde que Urugal guía sus pasos todavía y que necesita encontrar los secretos y las mentiras de su dios. Torvald replica que quizás no le guste lo que encuentre y Karsa lo afirma. Guardian dice que Karsa arrastra mil cadenas invisibles y envenenadas tras él. Karsa dice que el hombre tiene razón y que acompañará a Torvald al puerto, para verlo partir como un amigo. Karsa le dice a Torvald que si no hubiese sido por sus palabras en su cautiverio, se habría vuelto loco: "Era un Caudillo Teblor… me necesitaban, pero yo no necesitaba nada. Tenía seguidores, no aliados, y ahora entiendo la diferencia. Y es inmensa... he lamentado. Bairoth Gild. Delum Thord… los Rathyd… Cuando vuelva... hay heridas que tendré que curar". Cuando se preparan para partir, Guardián les da dinero, diciéndoles "Vacié la mitad del tesoro de Aren un día antes de mi trágico ahogamiento". Karsa le dice que volverá a pagarle un día y cuando Guardián pregunta si él dinero o las costillas rotas, Karsa sonríe. Se van.
Capítulo Cuatro
ESCENA 1
Tras unos días de viaje, Torvald y Karsa entran en una aldea
y Torvald compra una espada. Karsa
dice que los Malazanos en Genabaris dijeron que Siete Ciudades se rebelaría y
dice que la manera Teblor es mejor, en lugar de conquistar dejan al enemigo sus
tierras para poder atacar una y otra vez. Torvald dice
que el imperio es "posesión y control”. Luego argumenta que Siete Ciudades
estaba siempre con guerras civiles, la población miserable y hambrienta, y que
con la conquista de Malaz todo mejoró y aun
así quieren rebelarse. Karsa dice que le entiende y Torvald responde: "Estás
aprendiendo amigo". Karsa las
llama "lecciones de la civilización", Torvald dice que el odio es
fatal. Caminan por el pueblo y se meten en medio de una emboscada, atrapados
entre dos grupos de la tribu Arak, unos 50 hombres con arcos. Karsa
dice que hace un año habría atacado, ahora deja su Espada de Sangre. Karsa es encadenado
con fuerza y aparece Silgar, al mando, contento. Son llevados a un silencioso
campamento Arak. Torvald
arranca la ropa de Karsa y la rellena de grasa y estiércol, lanzándola contra
una hoguera, levantado las llamas. Los Arak
desmontan el campamento, murmurando "Gral" con miedo.
ESCENA 2
Uno de los Arak pone un cuchillo en el cuello de Torvald y
un grupo Gral ataca de repente. El Arak degolla a Torvald antes de morir. Damisk
y Silgar escapan con magia con Karsa, dejando a Torvald retorciéndose. Aparecen
en una ciudad bajo control Malazano. Silgar libera a Karsa, pues la esclavitud es
delito. Cuando
lo liberaran, Karsa grita de dolor antes de desmayarse. Un grupo de soldados encara
a Silgar y exigen ver la marca de criminal de Karsa cuando Silgar afirma que es
un esclavo fugitivo.
ESCENA 3
Vuelve en conciencia y oye un sanador Malazano sorprendido
por la rápida curación, cualquier persona normal habría perdido sus miembros. Los Malazanos
se preguntan si es un Fenn por su tamaño. Karsa
finge estar inconsciente y cuando los Malazanso se van se levanta. Está en una habitación
con un desconocido que le explica que Silgar y Damisk han sido detenidos, pero habían
dicho que Karsa iba a las minas Otataral y había destruido el barco con su maldición.
Karsa
será enviado a las minas como él. Silgar
está encadenado con grilletes de Otataral, y le explica que es un polvo pardo que
repele la magia. Karsa
dice ellos usan algo parecido para hacer el Aceite de Sangre, que usan en sus
armas y beben antes de la batalla. Karsa
confirma que la magia no le afecta mucho. El
desconocido le dice que los Malazanos controlan la producción Otataral férreamente
y que piensan que sólo existe en isla Otataral y advierte Karsa de no desvelar
la existencia de otra fuente o el Imperio aplastará a su pueblo. Cuando
Karsa dice que los "Teblor tienen muchos enemigos", el desconocido se
ríe del nombre. Antes
de explicar por qué, un grupo de soldados se los llevan. Karsa
es marcado como preso fugado (un tatuaje que imita su cara como si hubiera sido
destrozada). Los soldados discuten que su Puño está encerrado en su torre,
preocupado por si sus regimientos se unen a la rebelión. Ve
pasar a Silgar encadenado y Karsa pregunta qué va a pasar con él. El
soldado dice que comprará su libertad
pues sus delitos no son graves. Karsa
es encadenado junto a su compañero de celda, que le propone cuidarse las espaldas
en las minas. Por
la noche, Torvald Nom aparece con agentes de la Casa Nom y varios Gral y los
libera. Torvald
dice a Karsa que el Gral lo salvó para pedir un rescate. El
desconocido ofrece a Karsa un lugar seguro y Karsa acepta ir con él. Suena
la alarma y Torvald da a Karsa su Espada de Sangre y le invita a visitarlo en
Darujhistan. El
desconocido se lleva Karsa de la ciudad huyendo a través de un hombre llamado
Mebra. Ya
fuera, el desconocido le dice que tardarán algunos días en llegar a una zona
segura. Karsa
le advierte que no será hecho prisionero de nuevo y el extraño le dice que es
libre de irse en cualquier momento.
ESCENA 4
Al día siguiente Karsa y el extranjero son perseguidos por
jinetes; el
desconocido sospecha que Mebra los
traicionó. No
pueden perderlos y piensan que tienen un mago. Karsa decide atacar
por la noche.
ESCENA 5
Cae la noche y el extraño y Karsa espían a sus
perseguidores, están Silgar y Damisk. Karsa ataca,
matando a la mayoría y haciendo huir a los otros. Corta
las manos y los pies a Silgar y corta la hemorragia para que no muera hasta que
“se haya vuelto loco", como castigo por esclavizar a los teblor.
ESCENA 6
Ocho días después llegan al desierto de Raraku. Karsa
pregunta por qué el nombre de su pueblo divierte tanto al extraño. El
desconocido le dice que le “horroriza”: "Los tuyos caminaban por esta
tierra cuando los t’lan imass todavía eran de carne y hueso. De tu sangre
salieron los barghastianos y los trell. Sois thelomen toblakai". Luego se
presenta como Leoman, y dice que sirve a Sha'ik.
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