La Casa de Cadenas - Libro III: Algo respira (Parte I) - Mis Vidas de Papel

La Casa de Cadenas - Libro III: Algo respira (Parte I)



Capítulo Doce

ESCENA 1

Navaja mira como Darist, que no cree sobreviva al ataque Edur, se prepara para la batalla. Darist dice que cinco naves Edur sobrevivieron a la tormenta y dos llegaron a la costa. Habría habido más pero se encontraron con una flota malazana que les frenaron por la presencia de un mago supremo; el intercambio de brujería fue impresionante.  Navaja se queja de que los Andii no ayudan y Darist responde que no han salido de la isla durante décadas, sin dar un por qué. Darist coge su espada, forjada por Rake y a la que llama K'orladis (dolor). Darist pregunta si Navaja peleará sin ser su guerra y éste asiente.  Darist pregunta por qué y Navaja responde que Rake y los Andii lucharon por Genabackis, sin ser suya tampoco, lo que hace sonreír a Darist. Salen del vestíbulo en ruinas y Darist explica que los edificios fueron construidos por los Edur y que estaban en ruinas cuando los Andii llegaron; esperan a los Edur. Navaja pregunta si su espada tiene hechicería y Darist dice que su poder está en la intención de su creación. La espada exige una voluntad singular en su portador y con tal voluntad, no puede ser derrotado, aunque él no la tiene. Un grupo Edur llega y Darist y Navaja los detienen (Darist sufre heridas) hasta que llega un grupo Andii y Apsalar. Apsalar cuenta que  los escondidos. Darist replica que ahora morirán por la venganza Edur, un  viejo odio, reavivado.  Apsalar responde que el Trono tiene que ser protegido. Darist, enfadado, replica  que si realmente debe protegerse, entonces que él venga y lo haga. Apsalar pregunta quién es él y Navaja responde que Rake, su hermano.

ESCENA 2

La expresión de Darist confirma que es el hermano menor de Rake y el resot sus nietos (de Rake). Darist está herido grave y Navaja está impresionado por cómo lucho y por la falta de entrenamiento de lucha de los jóvenes Andii, sobreprotegidos por Darist, lo que puede acabar con ellos. Apsalar se lo recrimina. Navaja medita, según su experiencia con Rallick Nom, que la capacidad de matar engendra cierta sabiduría de la fragilidad del espíritu, pero no percibe nada de eso en Apsalar. Ella no mató a los Edur rápidamente, aunque tampoco parecía disfrutarlo, como si fuese una torturadora, aunque Danzante no lo fuera. Le preocupa que ese aspecto sea parte de su propia personalidad. Navaja no está en condiciones de luchar y Apsalar sugiere encontrar a los supervivientes Malazananos y pedir ayuda. 

ESCENA 3

Navaja viaja a través de un bosque, sobre las ruinas de una gran ciudad. Encuentra una cueva (Apsalar descubrió a los Malazanos antes) y los llama. Sale un grupo y explica el ataque Edur, pidiendo ayuda pues los Edur buscan algo que puede condenar al Imperio y a toda la humanidad. Se burlan y les dice que es el Trono de la Sombra. Viajero (soldado) se sobresalta mientras una mujer se lamenta que aunque Ammanas y Cotilion puedan ser  derrotados ésta no es su guerra  y el coste humano lo han pagado ellos. Viajero dice que el Trono no puede ser reclamado por los Edur (es un riesgo). La Senda de Sombra está orientada hacia el lado humano ahora, por lo que la lucha es del Imperio. Hay una maga herida con ellos que se está muriendo. Oyen el ruido de un ataque de magia a lo lejos. Van al patio y descubren un grupo Edur que suben de la costa. Se los deja a los malazanos y se dirige al patio para ver una línea de guerreros y cuatro magos Edur atacando a Darist, con Apsalar inconsciente a sus pies y tras él los cuerpos de los jóvenes Andii. Darist está malherido pero sigue enfrentado a los magos. Navaja llama a Ciega, el mastín aparece, pero un mago Edur dice algo y Ciega se encoge. Unas sombras aparecen y surge Cotilion, empuñando un látigo y matando a los cuatro hechiceros en un abrir y cerrar de ojos. Cotilion hace desaparecer a Ciega. Navaja le dice que los Malazanos necesitan ayuda, pero Cotilion lo niega. Darist cae y Cotilion le dice a Navaja que cuando lo haya hecho, lo guie a esta espada: “dile sus nombres” y se desvanece. Navaja se inclina sobre Apsalar y Viajero (el único superviviente) llega con la espada rota dejando atrás más de 50 cadáveres Edur. Viajero ve la espada de Darist y Navaja le dice se llama Venganza o Dolor, el que más te convenga. Viajero pregunta si no la quiere, y Navaja responde que exige de su portador una voluntad singular que él no tiene. Viajero prefiere Venganza y pregunta quién era Darist. Navaja da su nombre (pero no su relación con Rake) y dice que guardó el Trono que ahora no tiene guardian. Viajero dice que se quedará un tiempo, ayudará a curar a los heridos y enterrará a los muertos. Cotilion mató a los Edur y así Navaja y Apsalar pueden irse. Viajero dice: da las gracias a tu dios por la espada.

ESCENA 4

Kalam examina el pozo y se pregunta por qué bajó por allí el capitán y el teniente. Cordón señala que una figura de dos veces la altura de un hombre yace en el fondo. Parece un hombre con armadura. Kalam dice que el capitán y el teniente no van a volver y que deben irse. Kalam se queda solo y tira una piedra atada a una cuerda hasta la figura para medir la profundidad y el verdadero tamaño de la criatura. La figura tira de la cuerda y Kalam cae al pozo. Es agarrado por la criatura, que mentalmente le dice Kalam que los otros dos le eludieron, pero él no y está hambriento. Kalam la apuñala con sus cuchillos y la criatura lo lanza hacia arriba, de vuelta a la cámara. Cordón vuelve y pregunta qué pasó. Kalam, mira el río ensangrentado, y le dice que dejen de usar el pozo.

ESCENA 5

La compañía se une a Kalam y le ayudan a soltar los cuchillos, que habían quemado con frío sus manos. Kalam y Ebron (mago) hablan de la historia de B'ridys. Kalam dice que la fortaleza había sido un monasterio de un culto extinto: Los Sin Nombre. Ebron dice que los rituales Tanno vienen del culto origninal de los Sin Nombre. Kalam dice que los Sin Nombre lo utilizaban para encadenar demonios y piensan que si beben agua contaminada con la sangre de la criatura Sangre habrá un intercambio, liberando al demonio. Piensan que el demonio libre irá a por Kalam y ambos creen que es mejor alejarse de Kalam. Kalam les dice Tavore se dirige a Raraku y que les vendría bien su ayuda, que luego él se dirigirá a Raraku. También les dice el capitán y el teniente escaparon.

ESCENA 6

Kalam sale de la fortaleza y se dirige al Torbellino, consiguiendo abrasado como él se acerca. Es atacado por el demonio (encerrado por los imass) que ha poseído a un enkar'al, haciendo que Kalam casi pierda la conciencia. Se despierta y el demonio quiere seguir jugando con él, pero Kalam replica que se ha roto la espalda. El demonio ataca y Kalam lo apuñala con su cuchillo, matándolo, luego se desmaya.

ESCENA 7

El enkar'al que bebió del pozo la sangre del demonio intercambia su alma con él. El reptil acaba en el cuerpo de la fortaleza, un toblakai de sangre pura poseído por el demonio hace mucho tiempo, encerrado. Los dioses lobo en el Trono de la Bestia, que necesitan un paladín, calman su alma y le proponen serviles un tiempo a cambio de reunir a sus parientes en los cielos de otro reino a posteriori. El enkar'al accede.

ESCENA 8

Pust encuentra a Kalam (al que buscaba) y le pide algo que tiene para él: un silbato de hueso y una bolsa de diamantes entregados en un reino sombrío por un dios aún más sombrío. Kalam responde: "Eres tú, ¿verdad?". Va a darle la bolsa cuando ve al demonio azalán detrás de Pust y se desmalla.

ESCENA 9

Kalam despierta curado, aunque rígido. Pust y su esposa se persiguen por el lugar. Recuerda que Pust es un Soletaken. Pust aparece.

ESCENA 10

Libre de su voto, Onrack ya no ve las formas fantasmales de los suyos, sólo su forma física: cadáveres consumidos. El deber y el valor habían cobrado vida, pero sin elección se transformaron en palabras vacías y sin valor, que sin mortalidad carecían de significado. Piensa que así los ven los no-T'lan Imass: un pasado extinto que se niega a convertirse en polvo. El recuerdo de un voto elevado a la locura. Se pregunta cómo debería sentirse o cuál fue el último sentimiento que le importó. A Trull le sorprende que Onrack no huya de los suyos, sabiendo que quieren destruirlo una vez alcancen su reino y Onrack dice que eso es lo que hicieron los renegados que él cazó, y ahora los entiende. Trull replica que ellos encontraron a alguien a quien servir, opción que no tiene Onrack, a menos que sirva a los Liosan. O a ti, dice Onrack, aunque Monok Ochem lo vería como un crimen similar al de los renegados. Onrack le dice a Trull que debe huir, pero Trull replica que Monok sólo necesita una o dos gotas de su sangre para el ritual. Onrack dice que sí, si todo va bien, pero que el senescal Jorrude no es un hechicero, sino un sacerdote guerrero y para usar Kurald Thyrllan, debe arrodillarse ante su poder, mientras un hechicero domina ese poder. Se supone que el poder es benigno, pero si ha sido usurpado, uno puede no ser capaz de decidir, convirtiéndose en una víctima, una herramienta manipulada para servir a propósitos desconocidos. Osseric (Osric) está perdido, por lo que la mano tras el poder del senescal puede no ser Osseric, sino otra entidad, oculta tras su nombre, algo que los Liosan ignoran. Persiguen a los intrusos que entraron en su senda, pero Kurald Thyrllan no está sellada. Se encuentra cerca de Tellann, pues Tellann se nutre de ella. El fuego es vida y la vida es fuego. El fuego es la guerra contra el hielo, su salvación. Los invocahuesos han usado Kurald Thyrllan y parecía que no había Tiste Liosan. Monok Ochem se pregunta de dónde salen estos Liosan y por qué su resentimiento. ¿Qué busca el que está escondido bajo el disfraz de Osseric? Trull dice que es demasiado. Onrack reflexiona sobre los dos mastines que liberó.

Onrack siente que ya no están en Naciente y piensa en los mastines como sombra y espíritu reunidos, como si cada uno tuviera la forma de dos poderes distintos, dos aspectos encadenados. Se pregunta si simplemente los desató en vez de liberarlos. Sombra de oscuridad. Lo que es arrojado de aquello que lo ha arrojado. Mira su propia sombra y se pregunta si hay tensión entre él y su sombra, la cual encuentra su mundo de su hueso y carne, pero su forma pertenece a la Luz; puente entre los mundos, insustancial, mera percepción. Monok se acerca y Onrack le dice que está atado a su camino, deben encontrar a los renegados, pues son sus sombras y él está entre Monok y ellos y puede guiarle. Si lo destruye, perderá la ventaja. Monok ve que Onrack negocia para  persistir y que no dirá el camino que tomaron los renegados hasta que sea relevante. Tellann domina el lugar en ese momento. Jorrude comienza sus oraciones para demostrar que Osric no está perdido. Trull dice que quiere que Onrack sea obtenga su sangre pero Jorrude quiere ser él, ya que la sangre está en el corazón del poder de Osric, lo que sorprende a Monok. Trull dice que será Onrack o nadie y muestra un par de malditos. Jorrude se retira enojado. Empieza el ritual. Onrack percibe el acercamiento de lo que sea que fuese el dios Liosan. Onrack le da a Trull su cuchillo y le dice que se corte cuando dé la orden, pues no quiere distraerse en el cruce. El ritual avanza y Onrack sigue preguntándose qué es lo que hay tras él. Si los Liosan eran una indicación, peinsa en pureza, intransigencia, sencillez. La simplicidad de la sangre, un origen primitivo. Un espíritu ante el cual un puñado de salvajes se inclinó una vez al que habían dado forma símbolos en las rocas y en las profundidades de cuevas. Tribus que se extinguieron y con ellos su lenguaje secreto, olvidando a sus espíritus. Que alguno permanezca no le sorprende, pero lo que era nuevo era ese sentido de patetismo. En nombre de la pureza los Liosan adoran a su dios, en nombre de la nostalgia el dios adora lo que fue y no regresará. Jorrude se corta y Onrack le pide a Trull que haga lo mismo. Una puerta de la que salen túneles caóticos se abre. Onrack ve a Ibra Gholan, Olar Shayn y Haran Epal desaparecer por un túnel de fuego mientras los Liosan se acercan al cuerpo inconsciente de Jorrude. Onrack arrastra a Trull y agarra su mano ensangrentada y jura servirlo y defender su vida. Luego se lanzan a un túnel. Monok se transforma en su forma Soletaken, un simio gigante y los persigue, entonces desaparece en una oleada de caos. Onrack y Trull caen a su reino nativo y Onrack dice que tienen que irse pues los T'lan Imass los perseguirán, aunque sea solo Monok. Trull pregunta dónde fueron los otros imass y Onrack le dice que entraron en Kurald Thyrllan, para matar al dios Liosan.

ESCENA 11

Perla y Lostara Yill caminan entre huesos y restos de armadura; los restos de un ejército enterrado en ceniza en la Senda Imperial, algo que no estaba la última vez que Perla pasó por allí. Perla dice que ha encontrado un portal bien animado en el pozo. Ella le pregunta si sabe quiénes son los soldados muertos y él dice que no, pero que lucharon entre la ceniza, por lo que o eran supervivientes de la calamidad que causó la devastación o eran intrusos como ellos. La ceniza se desmorona y caen en el pozo, Lostara justo al borde del vacío. Perla los alumbra y ven una cruz en forma de X, inclinada sobre ellos, de cuatro pisos de altura y con un dragón clavado por las alas, las patas traseras empaladas y cadenas alrededor de su cuello, su enorme cabeza en mirando hacia arriba. Perla dice que está encerrado en una senda bolsillo, un reino en sí mismo. Lostara apunta que podía estar sellando una entrada. Perla lo obsersa y diceque es un dragón de otataralita.

ESCENA 12

Examinan al dragón, que aún vive. Lostara pregunta quién podría haber hecho esto, y él replica dice que quienquiera que fuesen, deben agradecérselo, pues el dragón devora magia. Las viejas historias dicen que los dragones son la esencia de la hechicería y Perla dice que la naturaleza siempre busca un equilibrio, una simetría. Ese dragón es la respuesta a todos los dragones que han existido o existirán. Lostara pregunta qué era la senda Imperial antes de que se convirtiera en ceniza, pero él no responde. Se dirigen a la puerta, que Perla asume fue utilizada por quien clavó el dragón en la cruz.

ESCENA 13

Llegan a la puerta, que Perla identifica como la senda ancestral de la que derivó Thyr... Kurald algo. Tiste, no Edur ni Andii. Hay señales de seis dragones (los que encadenaron al dragon de otataralita). Pasan a través de la puerta a un reino de fuego dorado abrasador. Ven un pilar en forma de pirámide, con los nombres tallados de aquellos que encadenaron al dragón. Un muro de llamas se dirige hacia ellos y Perla cae sobre un rastro de sangre. Rodean el pilar hasta una cueva salpicada de sangre y con pedazos de un T'lan Imass alrededor. Perla coge la cabeza cortada del imass y usa su senda para volver a casa. Perla pregunta a la cabeza (que está “viva”) y si responde la dejará descansar en paz. La cabeza dice que se llama Olar Shayn y que él y los suyos estaban allí para matar a un dios falso. Dejan al imass y siguen con la búsqueda de Felisin.






Capítulo Trece

ESCENA 1

Los 2000 hombres de Leoman están listos para partir. Dom observa mientras Leoman habla con Sha'ik, pensando lo feliz que sería si Leoman no regresaba y se regodeaba por la ignorancia de Sha'ik sobre sus planes para eliminarla. Sha'ik le recuerda a Leoman que no debe atacar al ejército malazano. Leoman le dice que ya son acosadas por tribus locales, pero ella responde que son escaramuzas y esas tribus le envían soldados a ella todos los días. Leoman es el enemigo más poderoso y ella no quiere que Tavore se enfrente a él todavía. Leoman accede y le dice a Heboric si necesita algo busque a Mathok, lo que sorpende a Dom y Sha'ik, pues ella misma proteje al anciano. Leoman replica que quiere asegurarse de que Sha'ik no se distrae de la preparación de su ejército al mando de Dom. Mientras Leoman se aleja, Dom le dice a Sha'ik que Leoman desobedecerá sus órdenes. Ella lo sabe. Dom pide que no le deje partir y Sha'ik le pregunta si teme al ejército de Tavore. El ataque de Leoman será irrelevante; el ejército de Tavore es débil y joven. Dom quiere mantener a Leoman atado, y Sha'ik dice que lo que realmente quiere decir es muerto, pero que si Leoman es un perro loco, mejor enviarlo contra su enemigo. Añade que Febryl le espera.

ESCENA 2

Cuando Dom se va, Heboric pregunta a Sha'ik si trata de incitar a los conspiradores a actuar ahora que Leoman y Karsa, los únicos en quien confía, se han ido. Sha'ik le dice que sólo confía en sí misma. Leoman y Karsa la ven como impostora. Heboric le pregunta si confía en él, y ella replica que no puede marcharse ahora, antes de la batalla, pero que después extenderá el Torbellino con él para facilitar su viaje. Heboric pregunta qué no sabe ya y ella responde que demasiado; el misterio de L'oric que podría bloquear incluso la magia del Torbellino. Heboric le cuenta lo que L'oric le reveló antes y que no es su enemigo. Siente alivio, pero Heboric calla al preguntar si L'oric es su aliado. Cambia de tema y pregunta sobre los avances de Bidardal con Rashan, su antigua senda. Heboric y Sha'ik comentan que el Torbellino es un fragmento de Kurald Emurlahn cuyos auténticos gobernantes han dejado de existir, dejándolo así vulnerable, y que el es el fragmento más grande y su poder está creciendo y que Bidithal se ve como el penúltimo su sumo sacerdote, pero no sabe que ese rol es suyo (de Sha'ik), única manifestación mortal del Torbellino. Bidithal quiere envolver a Rashan en el Torbellino o usarlo para limpiar el Reino de las Sombras de sus falsos gobernantes, los antiguos líderes del Imperio Malazano. Intereses dispares y, próxima la batalla, el desafío es convencer a todos esos intereses para triunfar. Para hacerlo, dice ella, necesita el secreto de las manos de Heboric, que pueden derrotar la Otataralita. Tavore usará su espada otataralita para neutralizar sus magos supremos. Ella sabe que Tavore no puede derrotar al Torbellino, pero el Torbellino tampoco puede derrotar a Tavore. Heboric se sorprende, pero luego se da cuenta de que tiene sentido ya que Kurald Emurlahn estaba debilitada, desgarrada por Rashan, una senda vulnerable a la otataralita. Heboric entiende por qué necesita su poder, pero no tiene control sobre él y que no intenten usurpar el poder del gigante de jade. Sha’ik dice que necesita información y que él la conseguirá gracias al té de hen’bara. Heboric se desmorona, pues pensaba que el té era un regalo de Sha’ik para sus pesadillas. No podía marcharse: “Cadenas. Ha hecho para mí una casa de cadenas”.

ESCENA 3

En el pozo, Silgar aparece y le dice a Felisin que Mathok la espera en las ruinas de la plaza para que no les vean. Felisin se dirige allí donde Bidithal la apresa para abusar de ella, dejando solo amargura, pues los hijos del Torbellino deben ser estériles para hacer de ellos reflejos de la diosa, que no puede crear, sólo destruir; laa fuente de su furia.

ESCENA 4

Silgar sonríe al oír lo que Bidithal le hace a Felisin y el deseo de venganza Bidithal contra Karsa, lo que le favorece. Oye a Felisin llorar y piensa que la niña lo aceptaría. Se aleja, dejando un rastro como de cadenas en la arena.

ESCENA 5

Se produce un brillo en la tienda de L'oric y éste entra desde un portal cubierto de sangre, portando una un deforme demonio antiguo a quien había intentado salvar de la muerte. Él se enoja consigo mismo por permitirlo, por actuar como si los otros reinos no tuvieran peligro para ellos. Y ahora su familiar estaba muerto. Mientras le acaricia, le dice que eran más parecidos de lo que creían ambos, seguros de su engaño, confiados en no ser detectados, manteniendo la ilusión de que su padre (de ambos) aún estaba con ellos. L’oric había matado a los T'lan Imass involucrados, salvo a su líder, a quien jura cazar. Necesita ayuda pero no cuenta con Anomander Rake, a veces compañero, pero no amigo de Osric. Tampoco Lady Envidia ni Caladan Brood (tiene sus propias cargas). Sólo queda uno. Clama a T'riss en nombre de su padre. Aparece en un jardín amurallado hablando con T'riss, Reina de los Sueños. Ella le felicita por su habilidad para esconder sus rasgos Liosan, como hacen todos los Tiste, diciendo que Rake pasó casi 200 como guarda real. Ella le dice que su padre duerme, que hace mucho tiempo que eligieron. Tras ellos sus caminos se extienden y la perspectiva de volver sobre ellos es patética. Los que permanecen despiertos siguen recorriendo el camino, que ha demostrado ser un círculo. Sin embargo, ese conocimiento no retrasa sus pasos. L’Oric le informa que Kurald Thyrllan ha perdido a su protector. Ella responde que Tellan y Thyr siempre han estado unidas y más ahora, algo sobre lo que L’Oric quiere pensar más tarde. L’Oric quiere ayuda para encontrar un nuevo protector a pesar de no haberse ganado su confianza (la de T’riss). Él argumenta que era amiga de su padre, pero esta replica que eran demasiado poderosos para conocer la amistad. Demasiado fieros. Su guerra fue con el caos en sí, ya veces, entre sí. Lucharon para dar forma a todo lo que seguiría y algunos perdieron, aunque no siente rencor hacia Osric. Pero acepta ayudar, diciéndole que necesita tiempo y que la vulnerabilidad presente existirá hasta entonces. Tiene a alguien en mente, pero la oportunidad aún está lejos. T’riss cambia de expresión  le urge a irse, diciendo que otro círculo ha sido cerrado terriblemente cerrado, sacando su mano de un charco de sangre. Aparece su tienda, busca con sus poderes a Felisin y la siente arrastrándose en la noche hacia el bosque de Karsa. La encuentra y dice que le contará a Sha'ik lo que le han hecho, pero Felisin dice que no, que Sha'ik necesita a Bidithal, un auto-sacrificio que horroriza L'oric. También le prohíbe decírselo a Heboric o intentar matar a Bidithal. L’Oric está furioso: "Sabíamos que la deseaba. Sin embargo, no hicimos nada”.

ESCENA 6

Heboric está drogado por el té. Tiene una visión de un gigante de jade con rostro resignado que pasa alrededor de él, y luego ve más gigantes que salen de un punto en la oscuridad, cada uno de una manera, perfectos, maltratados, en fragmentos… como una especie de  ejército. Su "perfección" le hace pensar que nunca estuvieron vivos sino que eran estatuas. Se vuelve para ver a dónde van y ve una vasta herida roja en la negrura, supurando llamas a lo largo de sus bordes. Tormentas de caos se desencadenan y los gigantes descienden a su buche, para desaparecer. Las revelaciones llenan su mente; a través de esa herida el Dios Tullido llegó a este mundo y los gigantes lo siguen, como un ejército tras su comandante, o un ejército que lo persigue.
Piensa entonces que no todos los gigantes pueden aparecer en su mundo, pues estarían por todos los lugares. Se acerca a un gigante que solo tiene torso y cabeza y ve figuras. Humanos, miles y miles, todos atrapados dentro de la estatua. Atrapados y gritando aterrados. Prisioneros atrapados dentro de la carne de piedra, atrapados en algún tormento desconocido.
Golpea el dedo de otro gigante  entra en él, en medio de una multitud de figuras que se retorcían, prisionero. Las figuran hablan y se pelean: ¿Qué hay más allá de la brecha?... ¿Qué dios posee ahora tus manos, viejo?... sus fantasmas no están aquí… Quién te agarra… No hay dioses… los dioses nacen de la fe, y la fe está muerta… asesinada por nuestra gran inteligencia… Matar a dioses no es difícil. El asesinato más fácil de todos. Tampoco es una medida inteligente, ni siquiera de civilización. De hecho, la indiferencia con que se asestan tales golpes es una forma de ignorancia... Más bien olvido… No son los dioses los que importan… ¿Arrodillarse ante el orden?... Estaba hablando de compasión.
Uno (Cassa) menciona que sólo Heboric puede salir, pero debe hacerlo tan pronto como pueda. Heboric mira sus manos desaparecidas: un dios las ha tomado. Las manos fantasmales de jade me hicieron ciego a ello. Regresa a su tienda pensando que un dios le ha encontrado. Pero, ¿cúal?
Por la mañana sus manos siguen siendo fantasmales, pero la otataralita se había ido. El poder del jade seguía, pero le habían salido unas rayas negras en el dorso las manos. Sus tatuajes se habían transformado. Su visión es inhumanamente aguda y se da cuenta de quién es el dios:  Treach. Necesitaba un Destriant y simplemente lo tomó, robándole su propia vida. Heboric se queja de esa actitud. Ira que se desvanece al descubrir sus sentidos potenciados. Olvida lo refernte a los gigantes de jade, embriagado por sus nuevos poderes, y sin pensar querer pensar que no había regalo limpio, regalo que no se cobrara algún. Y la naturaleza siempre busca el equilibrio. Se había producido un equilibrio mucho más lúgrube entre el pasado y el presente.

ESCENA 7

En la arboleda de Karsa, Felisin se despierta rodeada de serpientes. Recuerda las palabras de Bidithal durante la ablación de implantar este ritual al cuando sea Sumo Sacerdote del Torbellino. Así las mujeres no podrán sentir placer, porque éste no pertenece al reino de los mortales. El placer es el camino más oscuro, porque conduce a la pérdida de control, algo que deben tener. Dos chicas llegan, intentando convencerla  de la virtud de la ablación, al eliminar la pasión. Ella cree que Sha’ik matará a Bidithal al final, pero hasta entonces, cada noche mutila niñas para su legión de despojadas. Los dioses Toblakai despiertan por la fuerza del deseo de venganza de Felisin, ofreciéndole que ella sea el cuchillo que mate a Bidithal si accede a servirlos, para frenar su ambición de apoderarse del poder del torbellino. Felisin pregunta cómo sería el cuchillo y Ber’ok le responde que ya lo es.



Capítulo Catorce

ESCENA 1

Una docena de lobos persiguen a Karsa por las montañas, pero sin atacarlo. Se da cuenta de que es un D’ivers y lo amenaza con matarlo. El D’ivers le adverte que está siguiendo la pista de dos personas y le preocupa que si se cruza con uno de ellos el mundo puede llegar a lamentarlo. Karsa dice que no quiere luchar, pero que no puede ser responsable de lo que suceda si se encuentran. Los lobos responden que debe decirles que Ryllandaras trató de disuadirlo antes de que hagas su último acto en vida, que llevará a este mundo a la destrucción. Karsa lo considera una seria advertencia y cuando Bairoth le pregunta qué hará ahora, Karsa responde: encontrar a esos viajeros, por supuesto.

ESCENA 2

Karsa oye un ruido de rocas a lo lejos y se acerca a ver: Un derrumbe había enterrado la mitad de una ciudad y una persona estaba quitando rocas mientras otra está sentada comiendo (Icarium y Mappo). Mappo habla al bosque, ofreciendo a Karsa algo de comer. Karsa sale y cruza una mirada intensa con Icarium, que sigue cavando en la ciudad enterrada. Mappo se presenta a sí mismo y a Icarium y Karsa dice que ese nombre (Icarium) apare en las leyendas de su pueblo. Mappo comenta: un Trell, un Jhag y un Thelomen Toblakai y probablemente sean los únicos de su raza en Siete Ciudades y que ha oído hablar de él como guardaespaldas de Sha'ik. Karsa pregunta si eso los convierte en enemigos y Mappo dice que no a menos que Karsa lo elija, aunque lo se lo aconseja. Karsa dice que Ryllandaras  le dio el mismo consejo, aunque no sabe  por qué son tan peligrosos y que si se cruzan en su camino los matará. Mappo elude el enfrentamiento aunque dice que saben mucho acerca de él. Debe ser un guerrero formidable por la piel de Soletaken (al que conocían, pero no eran amigos) que lleva, tiene fantasmas, sus dos amigos y muchos que se arrastran tras él, con papable odio. Mappo piensa que Karsa ha sido maldecido. Mappo comenta que el encuentro entre Karsa e Icarium va a ser una convergencia terrible, pero que suerte que está él allí. Icarium aparece y le dice a Karsa que ha viajado muy lejos para morir. Ambos se enfrentan y Icarium rompe la espada de Karsa. Karsa golpea a Icarium y lo deja inconsciente. Mappo entonces golpea a Karsa con su maza, mientras dice: "Mejor de lo que podría haber esperado, creo."

ESCENA 3

Karsa se despierta solo. Echa un vistazo donde Icarium había estado cavando y ve una estatua negra de un mastín de siete cabezas.

ESCENA 4

Seis días después, llega a un pequeño pueblo con una torre en su centro. Al cruzar los campos piensa que cultivar campos era repelente para un guerrero Teblor. Las recompensas eran para los terratenientes, mientras los obreros vivían en la misería.  La distinción entre clase alto y baja nace de la propia agricultura. La riqueza se mide por control férreo sobre las personas. Le extraña que la rebelión no surja de tales injusticias, sino más bien de una lucha entre los que estaban al mando. ¿Qué importa el color del collar alrededor del cuello de un hombre, si las cadenas son idénticas? El Apocalipsis era algo inútil, furia mal dirigida que dejaría todo igual. Encuentra con un pozo lleno de basura y los cuerpos de los Malazanos muertos. Delum le dice que se dirigen a un lugar embrujado, donde el poder ancestral persiste. Pasan por el túmulo de un chamán que es un camino a través del mundo de los sueños para llegar a su destino, aún vivo, utilizado por un ejército hace poco. Sus amigos dicen que pueden guiarlo, pues están entre la vida y la muerte y el Embozado no puede encontrarlos, algo por lo que odia a Karsa. Insinúa que Karsa se convertirá en un guardián de almas, una especie de rival para el Embozado. Karsa dice que rompería las cadenas y liberaría a sus fantasmas si supiera cómo, pero Bairoth le aconseja que no lo haga. Entonces piensa que para deshacerse de sus enemigos, debe también deshacerse de sus amigos, mientras el Embozado espera el día que ha de llegar. Karsa entra en la senda que comienza como Tellann y luego se convierte en Jaghut, frontera en la que el ejército no fue bien recibido y hubo una batalla. Llegan al Jhag Odhan. Por el camino ve losas con cuerpos bajo ellas atrapados. Delum pregunta si los liberará por piedad, pero Karsa se niega. Deluth le dice que no son Forkrul Assail y mientras algunos están muertos, otros permanecen vivos y no morirán por mucho tiempo. Karsa dice que no  deshará lo que no entiende. Encuentran un campo de hielo y huesos con una torre en la que hay una mujer Jaghut encerrada (con magia). Ella dice que el ejército no pudo matarla, pero el ritual de Tellann está destruyendo Omtose Phellack, lo que significará la muerte del Jhag Odhan y la de ella. Explica que la muerte de Odhan es más importante que la suya, porque allí el pasado aún vive. No sólo los pocos jhags que lograron escapar de los Logros T'lan Imass, sino bestias ancestrales, muertas en todas partes, sobre todo en las lanzas T'lan Imass. Karsa pregunta por los caballos y ella afirma que hay algunos salvajes, aunque muchos han sido cazados por los Trell. Karsa pregunta por qué no detuvo a los Trell y ella replica que se estaba escondiendo, pero que un grupo Imass la encontró, mató a todos salvo uno. Karsa dice que a los enemigos se les mata, no se encarcelan, y que no percibe nada malo en ella y que es una injusticia. Karsa la libera a pesar de la magia Alto Tellan. Ella se sorprende por su poder: ignorancia, afilada y convertida en arma. Como pago, Karsa quiere un caballo Jhag y saber más de los T'lan Imass que destruyó. Ella (Aramala) accede y comenta que liberará a los mestizos jhags encarcelados y le pregunta si tiene curiosidad por la otra mitad no Jhagut. Karsa frunce el ceño y ella le dice que tiene mucho que contarle.

ESCENA 5

Karsa sale de la senda al borde del Jhag Odhan. Camina a través de vastas minas de pedernal, un lugar en que un ejército entero podría haber fabricado sus armas de piedra, y Bairoth le recrimina que “rodea” las verdades. Karsa entra en una gran cueva con una gran veta de pedernal puro y salas con miles de armas de piedra: las armas de los muertos. Las armas del fracaso. Invoca a los Siete y Urugal dice: que ha encontrado lo que les quitaron, liberando a sus dioses al encontrar sus armas. Sus formas físicas se acercan, sostenidas sólo por sus voluntades y aquel a quien sirven. Urugal dice que merece una recompensa y Siballe le explica que los Siete han reunido a los niños Teblor sacrificado en las rocas, un ejército para que Karsa lo use contra los habitantes de las tierras bajas. Karsa responde que lo hará y Urugal dice que los siete dioses Teblor se convertirán en ocho. Halad le dice que le enseñarán a hacer una espada de piedra para él, pero Karsa dice ya tiene el conocimiento. Los Siete dicen que los T'lan Imass nunca ha pudieron sacar una gran escama de esa veta, por eso la abandonaron. Karsa muestra un gran conocimiento del trabajo del pedernal y recrimina a sus dioses diciendo que ellos creen que los teblor son necios. Thelomen toblakai caídos que pueden levantarse una vez más, mientras ellos  fueron una vez T'lan Imass y ahora son los Desencadenados. De nómadas a fortaleza, de fortaleza a “casa”. Habla a sus dos amigos: un día, romperé mis cadenas, liberaré las almas que me persiguen. Sus amigos no quieren ser liberados, pero Karsa tampoco quiere entregarlos al Embozado, por lo que piensa en una alternativa. Ellos aceptan. Sus fantasmas fluyen al pedernal para formar el arma. Urugal dice que la investirán, pero Karsa descarta ser un desencadenado (dios teblor), pues ellos lo han llenado de cadenas, perseguido por las almas de aquellos a los que ha asesinado. Urugal le dice que hay un lugar para él en la Casa de Cadenas, y Karsa responde que lo sabe: Caballero de Cadenas, paladín del dios Tullido. Sorprendido, Urugal dice: "Has aprendido mucho", a lo que Karsa replica: “Podréis dar fe”.
 

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